lunes, 3 de junio de 2013

La máquina de hacer pobres.


En sus esfuerzos por huir de la fealdad y de la desgracia, el rico las intensifica. Cada nueva yarda de West End (sector rico de Londres) crea un nuevo acre de East End (sector pobre de Londres). (1) 

A lo largo de años de una pedagogía de la desinformación al servicio del poder, la mayoría de la gente se ha acostumbrado a pensar que la pobreza y quienes la encarnan, los pobres, son algo así como una parte del ambiente. Sería como si la Naturaleza que crea y recrea la flora y la fauna planetaria, también alumbrara pobres.

Muchos atribuyen esa malhadada existencia a una suerte de determinismo histórico, otros a una maldición, hay quienes piensan en una plaga bíblica, no faltan tampoco los que culpan a los pobres de su propia pobreza. 

Coincidente con esas percepciones, en la década del ‘90, un mal recordado presidente argentino, pontificaba: "Pobres hubo siempre y siempre los habrá", ante los aplausos de sus seguidores y los “vivas” de sus corifeos, muchos de ellos todavía sentados en los despachos oficiales.